Durante el Renacimiento muchos reyes y príncipes se convirtieron en mecenas. Aquí tenemos dos casos: Carlos V, quien fue representado por el pintor italiano Tiziano y Enrique VIII, quien contrató al pintor alemán Hans Holbein el Joven. Las representaciones pictóricas de estos monarcas son también una fuente muy importante para entender el pasado, ya nos permite revelar el proceso de centralización monárquica en estas figuras.
Carlos V a caballo en Mühlberg fue pintada por Tiziano en 1548 luego de la victoria de Carlos V en la batalla de Mühlberg en 1547 sobre las tropas de la Liga de Esmalcalda. Simboliza, en buena medida, el triunfo del catolicismo sobre el protestantismo, al menos al momento de ser pintada la obra. Actualmente se exhibe en el Museo del Prado, Madrid.
Por su parte, los retratos de Enrique VIII fueron pintados por Hans Holbein el Joven durante su estadía en la corte del rey inglés. Allí representó no sólo al rey sino a una de sus esposas, Jane Seymour (con quien se había casado luego de la ejecución de Ana Bolena) y a su hijo, el futuro Eduardo VI. Estas pinturas se encuentran en diversas galerías y museos de Europa. Aquí pueden mirar algunas.
Carlos V a caballo en Mühlberg fue pintada por Tiziano en 1548 luego de la victoria de Carlos V en la batalla de Mühlberg en 1547 sobre las tropas de la Liga de Esmalcalda. Simboliza, en buena medida, el triunfo del catolicismo sobre el protestantismo, al menos al momento de ser pintada la obra. Actualmente se exhibe en el Museo del Prado, Madrid.
Por su parte, los retratos de Enrique VIII fueron pintados por Hans Holbein el Joven durante su estadía en la corte del rey inglés. Allí representó no sólo al rey sino a una de sus esposas, Jane Seymour (con quien se había casado luego de la ejecución de Ana Bolena) y a su hijo, el futuro Eduardo VI. Estas pinturas se encuentran en diversas galerías y museos de Europa. Aquí pueden mirar algunas.
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